El cielo o reino celestial es visto como un lugar real que existe en el tiempo y en el espacio. Se compone de estrellas gigantes, (Kólob y otras más) en el núcleo, cada una radiando con gran energía y poder. El núcleo está rodeado de millones de mundos y planetas santificados, así como mundos nuevos en embrión. “Todo espíritu es materia,” materia tangible, extremadamente “refinada o pura” (D&C 131:7). Mientras estemos en la mortalidad no podemos ver materia espiritual, pero si Dios tocara nuestros ojos podríamos. Rechazamos la idea de que el cielo es etéreo, como una nube, incomprensible y que no puede ser conocido; sino que puede ser descrito en términos concretos, realistas y entendibles.
EL UNIVERSO ESTÁ BIEN ORGANIZADO
El universo de Dios, aunque compuesto de billones de soles y planetas, es sin embargo ordenado, encajando en perfecta unidad, cada parte moviéndose en armonía con respecto a las otras alrededor del trono de Dios. Hay un lugar en el universo para todo, y todo está en su lugar.
El Profeta Joseph Smith tenía un claro entendimiento del Universo de Dios. Lo describió en asombroso detalle durante el año 1840. Aceptamos sus ideas como si vinieran de una fuente divina y que son verdaderamente ciertas. Desde el tiempo de Joseph Smith, los científicos han encontrado muchas cosas similares en los cielos.
DESCRIPCIÓN DE LA VÍA LÁCTEA
Muchos descubrimientos de la astronomía moderna nos ayudan a entender mejor las escrituras. Hay muchas escrituras que hablan del cielo, las estrellas, los soles y los planetas.
En su libro, Starry Nights, el astrónomo Chet Raymo describe la Vía Láctea:
. Cuando miramos hacia el espacio en la dirección del disco plano de la galaxia, vemos una tenue estela de luz de billones de estrellas. En una noche de verano, esta pálida banda de luz difusa se arquea por lo alto desde el horizonte norte hasta el horizonte sur. Fue llamada Vía Láctea por los antiguos, quienes no tenían manera de saber su verdadera naturaleza. (Nuestra palabra “galaxia” viene del griego, “gala,” que significa “leche”). En otros mitos de la antigüedad, era conocida como un río celestial.
El Teorema de Kólob indica que el brazo espiral en el cual estamos localizados en la Vía Láctea, el cual se ve extendiéndose a través del cielo nocturno, es de hecho un río celestial compuesto de estrellas cada una hecha por Dios, pero sólo vista débilmente por el hombre. Sin embargo, hay maneras de captar la naturaleza de esta vasta creación. Podemos aprender de la astronomía, aunque es mucho mejor aprender de las escrituras, las cuales fueron dictadas por el mismísimo Creador, quien es nuestro Padre Celestial.
LA TIERRA ESTÁ VIVA
La mayoría de nosotros pensamos que la tierra es un pedazo de roca rotando para siempre alrededor del sol. Sin embargo afirmamos que la tierra está viva. Tiene espíritu, puede hablar y guardar los mandamientos de Dios y será finalmente exaltada en el reino celestial.
PROPÓSITO DEL TEOREMA DE KÓLOB
La teoría de este libro da una base sobre la cual podemos colocar las doctrinas de la Iglesia con respecto al cielo y a la eternidad. Cada parte encaja como las partes entrelazadas de un rompecabezas, mostrando la apropiada relación de cada sección con las otras piezas. Todo el ejercicio revela un asombroso patrón de gigantesco tamaño y complejidad. Nuestro universo es poderoso, está vivo y está creciendo. Nos vemos forzados no sólo a admirar el universo estelar, sino también a adorar y alabar al Dios del cielo que lo creó y que hoy lo guía en su movimiento y crecimiento.
Por lo menos, esta teoría es especulación estimulante. Sugiere muchas maneras nuevas de abordar antiguas preguntas. En todo caso, varias personas me han dicho que sus mentes no han descansado desde que contemplaron las ideas del Teorema de Kólob.
CREADOR DE TODAS LAS COSAS
Tanto las escrituras antiguas, así como las modernas enseñan que Dios, trabajando a través de su Hijo Jesucristo, creó todas las cosas. Se pueden dar muchos ejemplos, pero dos serán suficientes:
En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios.
Éste era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él, nada de lo hecho habría sido, fue hecho [Juan 1:1-3, énfasis añadido].
Y también para que sepáis de la venida de Jesucristo, el Hijo de Dios, el Padre del cielo y de la tierra, el Creador de todas las cosas desde el principio [Helamán 14:12, énfasis añadido].
ABRAHAM FUE UN ASTRÓNOMO Y
ENSEÑÓ ASTRONOMÍA EN EGIPTO
En la Perla de Gran Precio leemos:
Y yo, Abraham, tenía el Urim y Tumim, que el Señor mi Dios me había dado en Ur de los Caldeos;
Y vi las estrellas que eran muy grandes; y que una de ellas se hallaba más próxima al trono de Dios; y había muchas de las grandes que estaban cerca (Abraham 3:1-2).
Aquí leemos que el Urim y Tumim fue usado por Abraham para ver a través del velo el cual suponemos que es como un polvo interestelar, hasta el mismo núcleo de la galaxia. Ésta es la ubicación en la cual el Teorema de Kólob sitúa el trono de Dios con Kólob en el núcleo.
Más tarde, Abraham tuvo una entrevista cara a cara con el Señor:
Así fue que yo, Abraham, hablé con el Señor cara a cara, como un hombre habla con otro; y me habló de las obras que sus manos habían hecho;
Y él me dijo: Hijo mío, hijo mío (y tenía extendida su mano), he aquí, te mostraré todas éstas. Y puso su mano sobre mis ojos, y vi aquellas cosas que sus manos habían creado, que eran muchas; y se multiplicaron ante mis ojos, y no pude ver su fin.
Y me dijo: Esto es Shinehah que es el sol. Y me dijo: Kólob, que significa estrella. Y me dijo: Olea, que es la luna. Y me dijo: Kokaubeam, que quiere decir estrella, o sea, todos los grandes luminares que había en el firmamento del cielo.
Y era de noche cuando el Señor me dijese estas palabras…
Y el Señor me dijo: Abraham, te enseño estas cosas antes que entres en Egipto, para que declares todas estas palabras [Abraham 3:11-15, énfasis añadido].
Así que el Señor le mostró a Abraham “aquellas cosas que sus manos habían creado,” con el fin de que Abraham las pudiera enseñar en Egipto. De acuerdo con el Teorema de Kólob, a Abraham le fue mostrada la Gran Vía Láctea; la dibujó como un círculo y le fue mandado hablarles a otros al respecto. Nótese la impresionante posición central de Kólob en el Facsímile No. 2:1 en el libro de Abraham. Ilustrando que Dios “está en medio de todas las cosas” (D&C 88:13). ¿Es el Facsímile No. 2 un mapa de nuestra galaxia? Nótese que la explicación del Facsímile 2:5 nos dice que los números 22 y 23 representan dos de las grandes estrellas cerca de Kólob. Véase cuan cerca de Kólob están en este dibujo.
De hecho, ¿Qué le enseñó Abraham de astronomía a los egipcios? Seguramente no les enseñó acerca de agujeros negros o de cuásares. Se tomó su tiempo para dibujar el Facsímile No. 3, que lo muestra “razonando sobre los principios de astronomía…en la corte del rey”. ¿Por qué estaba razonando con ellos? Quizá presentando el evangelio.
El Teorema de Kólob se presenta para su contemplación. Estas ideas son sólo teorías. Y éstas son el resultado de los intentos del autor de estudiar las escrituras y la astronomía, como lo sugiere el Señor; y tratar de entenderlas por lo menos un poco. No pretendemos recibir revelación, pero esperamos el glorioso día del que habló el Señor a Joseph Smith:
Vendrá un tiempo en que nada será retenido, sea que haya un Dios o muchos dioses, éstos serán manifiestos.
Todos los tronos y dominios, principados y potestades, serán revelados y señalados a todos los que valientemente hayan perseverado en el evangelio de Jesucristo [D&C 121: 28-29]. DESCARGAR COMPLETO PDF